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Expediente Gozadera: “Calladita te ves más bonita” o la doble moral frente a las agresiones sexuales en espacios feministas

El jueves 2 de junio un grupo de feministas se reunió en La Gozadera, “punto de reunión feminista” en la Ciudad de México, para asistir a una “fiesta de recaudación y fondeo sororal” convocada por las miembras de la Vulvatucada para recaudar fondos en apoyo a esta batucada de protesta feminista.

Donamos nuestro dinero. Donamos nuestras tamboras. Nos dimos el lujo de bailar desnudas, gozosas -y seguras como nos sentíamos-, para celebrar recientes victorias frente a agresores sexuales.

El sábado 4 de junio, sin embargo, una compañera comunicó al equipo de Punto Gozadera que había sido víctima de una agresión sexual durante la fiesta y les solicitó que publicaran su denuncia en su perfil de Facebook:

“[…]Me encontraba yo en un cachondeo con algunas (baile sensualoso, trenecito…) cuando súbitamente sentí una mano en la chichi y luego un dolor. Bajé la vista y una chica me estaba mordiendo. La aparté, sorprendida, y me agarré la chichi. Ella, enseguida, se alejó sin dejar de bailar.

[…] Al día siguiente vi una manchita de sangre en mi sujetador. ¡La tipa, incluso, me causó una pequeña herida!

[…]Hago por eso hoy esta denuncia específica: la mujer que me agredió estaba rapada por completo y con unas rayitas en la sien. …si alguien vio el incidente y sabe quién es la agresora, por favor háganmelo saber para confrontarla y denunciarla por Abuso Sexual”.

Aquí se puede leer la denuncia completa, que Punto Gozadera publicó en su perfil de Facebook tres días después de recibida, el martes 7 de junio, nombrando la agresión sexual como “hecho de acoso”.

Aunque en ese momento todavía no se hacía público el nombre de la agresora, los primeros comentarios de sus allegadas (posteriormente se comprobó que lo eran) empezaban a mostrar más inquietud por los efectos de la denuncia que por la agresión sufrida por la compañera.

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Al mismo tiempo, sólo cinco compañeras respondían al llamado de la agredida, compartiendo la publicación en sus muros para darle eco a la denuncia y ubicar a la posible agresora. Después todo volvió al silencio. Tres días después la agredida señaló públicamente a Norma Eréndira Anaya Torres, miembra de la Vulvatucada y allegada a las administradoras de La Gozadera, como su agresora.

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Fue hasta ese momento que la agresora se manifestó, en los siguientes términos:

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En ese momento se desató una intensa ola de admiración, sororidad, cobijo y apoyo…hacia la agresora.

Una a una, comenzaron a reproducirse dentro del espacio de denuncia las lógicas que utiliza el machismo para revictimizar a las mujeres que han vivido violencia sexual. Éstas comenzaron con el enaltecimiento de la agresora y el ofrecimiento de apoyo a la misma, como ha sucedido (toda proporción guardada entre delitos) con feminicidas pianistas y célebres violadores cineastas respectivamente. Hubo quienes incluso acusaron a la agredida de “fomentar la división y el odio” por denunciar a su agresora por la vía penal. Muchas de ellas nombraron la agresión sexual como “situación”, “error” y “acción”.

“Ésas son panochas, Norma, ¡qué valiente! ¡te admiro!”, se leía en un comentario que posteriormente fue borrado.

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A la apología #EnManada le siguió una lluvia de opiniones que dictaminaban cuál sería la vía más adecuada para “la comunidad” y la menos dolorosa de transitar…para la agresora, como sucedió recientemente (toda proporción guardada entre delitos) con el violador de Stanford. Hubo quienes incluso sugirieron reunir a la agredida con su agresora en espacios de “mutuo cuidado y reconocimiento”.

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A la par, personas muy cercanas a La Gozadera acusaron de linchadora a la agredida por haber decidido denunciar por la vía penal a su agresora, invitándola a asumir posturas “más feministas” hacia ella. También contribuyeron a reforzar el argumento “fue culpa de la mota y del alcohol” que ya había utilizado la agresora, y que han utilizado en su justificación múltiples agresores.

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Así, de agredida, la agraviada pasó en un abrir y cerrar de “likes” a ser una punitiva-doble-moralista-reproductora-de-la-hegemonía-violencia-opresión-y-maltrato-patriarcales por haber decidido denunciar a su agresora por la vía penal. Mientras tanto la agresión sexual continuaba siendo aludida en términos de “equivocación”.

Pronto esta lógica devino en violencias más frontales hacia la agredida, que la acusaban por “victimizarse”, por “no haber denunciado ipso facto”, por “no haber dicho que no” y por “no saber distinguir agresión de pasión”. 

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También se le señaló por no haber sabido disculpar lo que se equiparó a una quemada de cigarro involuntaria, y por no ser sororaria y comprensiva con su agresora, que, por un lado, “no se dio cuenta” y, por el otro, como hasta ahora hemos podido comprobar, “no es cualquiera”:

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No faltó incluso la que, habiendo sido ella misma acusada por conductas violentas y acoso sexual arrojó una paca más de leña al fuego donde estaba siendo ajusticiada la agredida, acusándola de “hacer escarnio de la agresora”, de no ser “suficientemente feminista” y de “no pedirlo bonito”:

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El golpe de gracia vino cuando el día en que la Vulvatucada condenó en su manifiesto “TODAS las expresiones y formas de violencia hacia las mujeres” y “la violencia ejercida sobre la compañera agredida en la fiesta”, (este enlace fue bprecisamente una de sus representantes ridiculizó la agresión sufrida por la agredida y cuestionó la validez de su denuncia en los siguientes términos: “lo siguiente q tendremos es dnuncias de todas hacia todas xq terminamos una relación, xq nos sentimos no amadas x la otra…”.

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Entre las revictimizadoras se encontraba una troll bien conocida por sus violencias verbales en espacios feministas. Sus impresiones fueron muy similares a las vertidas por la integrante de la Vulvatucada:

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“Al rato van a denunciar hasta porque las ven feo”, coincidió la troll en otra de sus intervenciones con la integrante de la Vulvatucada, “Hay mujeres lamentablemente que hasta porque las mires ya las embarazaste”.

¿Qué tan diferentes somos de los enemigos que deseamos combatir?, señaló una feminista frente al linchamiento colectivo.

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Poco después llegó la segunda denuncia:

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La denuncia completa puede leerse aquí:

Le siguió “La importancia de llamarse Norma”, donde la primera denunciante expone su sentir.

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Fue gracias a la elocuencia y lucidez del texto que comenzaron a llegarle muestras de apoyo, seis días después de haber hecho pública su denuncia.

En este punto nos gustaría invitar a una reflexión crítica sobre la doble moral con la que se abordó dentro de este espacio la denuncia de dos agresiones sexuales a compañeras de lucha por parte de una miembra de la Vulvatucada, en un espacio socialmente identificado como “seguro”.

La doble moral en la postura de la manada de Norma (y sus “likeadoras”) ante la agresión sexual fue explícita:

  • Si es macho, lo mato, si es mi compa, haré todo por minimizar la agresión.
  • Si es macho, altavoz, rostro pintado, consignas ardientes y puños amenazantes. Si es mi compa, silencio cómplice, revictimización y aislamiento de la agredida.
  • Si es macho, machete. Si es mi compa: “Que la agredida revise sus propios machismos antes de señalar el “error” de una “compañera”.

Son frágiles los hilos de la “ética feminista” expuesta por este grupo. Son cuestionables las lógicas sobre las que se sustentan. ¿No podríamos bien haber eximido de culpa con base en ellas al agresor de Andrea Noel? ¿Por qué no instamos a Andrea a que revisara sus propios machismos antes de señalar “el error” que cometió su agresor? ¿Por qué no disculpamos al agresor con los mismos argumentos? ¿No está acaso, también él, condicionado por el machismo que a todxs nos permea? ¿Por qué al macho culpa y a mi compa disculpa? ¿Por qué el #SomosManada, la sororidad y el #NoEstásSola para la agresora, y para la agredida la revictimización, el abandono emocional, sicológico y simbólico?

El pronunciamiento de las administradoras de Punto Gozadera, por su parte, demoró 5 días en llegar después de publicada la denuncia (que a su vez demoró 3 días en ser publicada, pese a la urgencia del tema). Para ese entonces, ya la agredida había identificado a su agresora y lo había hecho público. El pronunciamiento rebosaba de promesas abstractas que aseguraban que no se toleraría “ningún tipo de abuso o violencia sexual” y sin embargo no proponía una sola acción concreta en relación con las dos agresiones sexuales denunciadas.

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Ya han pasado diez días desde este pronunciamiento y aún seguimos a la espera de que las administradoras de La Gozadera nos informen cuáles son esas acciones que prometieron emprender.

“Exigimos que Norma enfrente las consecuencias de sus actos”, señalaron. ¿A qué se refieren con “enfrentar las consecuencias” de las dos agresiones sexuales hasta ahora denunciadas? ¿A que asista a un curso de Arte relacional con las compañeras que agredió?

No menos alarmante es que las administradoras de Punto Gozadera omitieran llevar el tema de las agresiones ahí ocurridas a la mesa de discusión de la PrimerA EncuentrA FeministA #24A que se llevó a cabo en su espacio. ¿No fue para ellas la agresión sexual a dos compañeras dentro de su espacio “seguro” un tema de prioridad urgente, precisamente en una EncuentrA celebrada para combatir la violencia hacia las mujeres?

Cabe preguntarnos si hubo cálculos políticos detrás de ese silencio, y si valen este tipo de cálculos ante una situación que amerita discusión urgente en los espacios feministas.

Dentro de esa misma lógica, hasta el día de hoy, 22 de junio, Norma Anaya, que en un aplaudido aspaviento político aseguró estar dispuesta a asumir su responsabilidad frente a sus agresiones, ha omitido enviarle su dirección a la primera denunciante, única petición que le ha extendido ya en dos ocasiones, la primera hace 11 días.

Bajo idéntico tono demagógico se dio el pronunciamiento de la Vulvatucada:

“Solicitamos que la compañera Norma Anaya presente una disculpa pública, asuma su responsabilidad en la agresión y tome acciones al respecto”.

Norma ya se había disculpado públicamente. ¿A qué acciones concretas se refieren con “acciones al respecto”?

“Proponemos un espacio de diálogo y comunicación para conocer aquello que necesita la compañera violentada”.

La compañera violentada ya había expresado públicamente que lo que necesitaba era la dirección de su agresora para denunciarla. ¿Por qué no exigir entonces a la agresora una respuesta en ese sentido?

¿Cómo responden estas colectivas, que en sus acciones denuncian la violencia patriarcal, cuando esa violencia se genera desde sus espacios, en sus fiestas, por parte de una de sus integrantes? ¿Con la demagogia que utiliza el sistema patriarcal para hacer grandes declaraciones en abstracto, evitando proponer soluciones en lo concreto?

La respuesta que se generó como resultado de estas dos denuncias es suficiente para inquietarnos sobre la posibilidad de que en éstos u otros espacios que tendamos a identificar como seguros haya habido otra agresión que alguna compañera no se haya atrevido a denunciar o que quizá, habiéndola denunciado, haya recibido un silenciamiento en respuesta. Por ello abrimos este espacio para que cualquier compañera que haya sido agredida sexualmente por alguna mujer que ahora se cobija en espacios feministas denominados “seguros” se sienta con la libertad de presentar aquí su denuncia. #NoEstánSolas, #SiTocanAUnaRespondemosTodas, envíennos sus denuncias a laquearderevista@gmail.com

Igualmente nos preocupa que una vez más se omita llevar este tema a la mesa de la PrimerA EncuentrA FeministA, que pronto celebrará su segunda sesión nuevamente en Punto Gozadera.

¿Contribuirán estos espacios a perpetuar el escenario de impunidad que enfrentamos las mujeres frente a las violencias machistas? ¿Qué les exigimos nosotras a las administradoras de estos espacios feministas desde su carácter de nuestros? ¿No más encubrimiento de sus compas? ¿Menos demagogia y más acciones? ¿Que dejen de celebrarse eventos feministas en Punto Gozadera hasta que no se hayan tomado acciones reales y contundentes frente a estas agresiones sexuales? ¿Que se le prohiba la entrada a esta agresora sexual a su espacio, socialmente percibido como seguro?

Y las feministas ¿seguiremos guardando silencio frente a este problema porque no es políticamente correcto pronunciarse sobre el mismo? ¿seguiremos fomentando en las compañeras el miedo a denunciar agresiones sexuales en espacios feministas por temor a ser revictimizadas y aisladas por la comunidad?

¿Queremos agresoras sexuales en espacios donde “la seguridad somos todas”?  ¿Organizamos un escrache a Norma Anaya en La Gozadera el día de la EncuentrA? ¿Exigimos que la Vulvatucada  devuelva los fondos que fueron reunidos durante la fiesta para subsanar los daños provocados por su representante a las dos compañeras? ¿Que devuelvan las tamboras que se donaron con el objeto de combatir la violencia contra las mujeres?

Dialoguemos, abramos el tema, saquémoslo del silencio, compártannos sus propuestas.

“Hasta que la justicia se siente entre nosotras”.

Queridas compas, agradecemos su apoyo a estas denuncias. Acabamos de publicar en Facebook un pronunciamiento solicitando acciones concretas al respecto, para quienes de ustedes deseen sumarse. Abrazos sororarios. https://www.facebook.com/laqueArderevista/posts/1042233649200541

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