5 mujeres que Arden por defender la tierra. Por Anaiz Zamora Márquez

De alguna manera todas las personas tenemos una relación directa con la tierra. Aunque nos hagan creer lo contrario, seguimos dependiendo de sus recursos y, de manera más frecuente, nos enfrentamos a las consecuencias de su explotación desenfrenada: cambios de clima, desastres naturales, escasez de agua y extinción de especies.

De acuerdo con la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), desde el año 2007 el mundo sufre una fuerte aceleración de la competencia por el acceso a la tierra. Es decir, empresas transnacionales con gran poder económico quieren expropiar la tierra para proyectos de inversión a gran escala, con objetivos distintos: agroindustriales, extractivos, de explotación forestal, de infraestructura, etc.

Estas transnacionales han provocado una serie de violaciones a los Derecho Humanos porque en estos lugares, generalmente segregados y discriminados, viven personas guerreras que respetan, pero sobre todo defienden la tierra.

Se han documentado amenazas, violencia, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, campañas de difamación, vigilancia ilegal, hostigamiento judicial y detenciones arbitrarias, en pocas palabras: defender la tierra puede costar la vida. Muestra de ello es el reciente asesinato de Berta Cáceres, madre y lideresa del pueblo lenca.

Ahora estamos convencidas de que debemos visibilizar a esas mujeres defensoras de la tierra que todos los días, desde algún punto del planeta, construyen un mundo mejor y buscan que no sólo unos cuantos se beneficien de la tierra.

Sabemos que visibilizarlas no las hará inmunes, pero si logrará que se sepan acompañadas, y que #SiTocanAUnaNosTocanATodas, por eso, aquí te presentamos a cinco mujeres que Arden por defender la tierra.

  1. Ruth Buendía Mestoquiari. Guardiana de la Amazonia

Ruth es integrante de la etnia asháninka, la más numerosa de Perú entre las que habitan la selva Amazonas.

Nació en 1977 en Cutivireni, comunidad que custodia la fuerte pendiente que forma el Río Ene, corriente que constituye además el curso principal del río Amazonas, el más caudaloso y largo de la tierra.

Durante la década de los 80, periodo de máxima violencia y represión terrorista del Perú, los terroristas de Sendero Luminoso (organización subversiva que desató una guerra interna en el país que dejó casi 70 mil muertas y muertos) invadieron el territorio asháninka del río Ene. Ruth tenía apenas 12 años cuando vivió el asesinato de su padre y se vio forzada a huir junto con su familia para poder sobrevivir, luego de que fuera trasladada a una suerte de campo de concentración en donde vivió hacinada, fue obligada a trabajar la tierra y a abandonar su lengua quechua.

Tras su desplazamiento forzado, se instaló en la comunidad de Satipo, en donde convirtió su historia de terror en el motor para defender a su comunidad.

Ruth se convirtió en la primera presidenta de la Central Asháninka del Río Ene (CARE), organización que se encarga de defender los derechos del pueblo indígena. Al frente de la organización ha logrado entablar un diálogo con el gobierno y que se reconozcan los derechos de su etnia.

Trabaja de manera silenciosa y pacífica, lleva a cabo mucha de la labor de defensa por vías legales y administrativas, mediante las que reivindica los derechos sobre la tierra que posee la etnia asháninka.

En 2010 Brasil y Perú firmaron un acuerdo energético que implicaba construir una serie de presas y una hidroeléctrica en el territorio indígena. El Proyecto de Pakitzapango, del que el pueblo de la defensora se enteró por las noticias, inundaría los márgenes del Río Ene y con ello provocaría el desplazamiento de 8 mil personas asháninkas.

Ruth logró detener la construcción del proyecto hidroeléctrico demostrando las violaciones a los derechos humanos que provocaría y señalando claramente que “el desarrollo” también tiene que adaptarse a la realidad de la población indígena y su cultura.

  1. Isabel Jiménez Salinas. Guardiana Juchiteca

Isabel es una indígena zapoteca que vive en Juchitán, Oaxaca, tierra de mujeres fuertes que, con temple de acero, han sabido defender lo que les pertenece para construir una comunidad lejos de los roles tradicionales de género.

Junto con sus compañeras de la Asamblea Popular del Pueblo Juchiteco, integrado en su mayoría por mujeres comerciantes y productoras, dedica su vida a la lucha por la defensa de quienes integran su comunidad, que se ve afectada por las empresas eólicas trasnacionales que se benefician de los fuertes vientos que azotan la región.

Hace 15 años las empresas trasnacionales aseguraron a las y los habitantes de Juchitán que si alquilaban sus tierras y permitían la construcción de eólicas, tendrían una vida mejor, ganarían dinero y asegurarían su futuro. La realidad es que en la comunidad sigue creciendo la pobreza, las familias campesinas no pueden sembrar y los recursos se están agotando.

Isabel también se dedica al trabajo de campo y a la medicina tradicional, y ha sido portavoz de su pueblo en foros internacionales, donde ha denunciado la desinformación que envolvió al proceso de construcción de las eólicas en el Istmo de Tehuantepec, así como las violaciones a los derechos humanos que se han cometido durante el proceso.

En 2014, luego de la reforma energética, el gobierno mexicano impulsó la primera consulta indígena en materia de energía. Desde ese momento las amenazas en contra de las integrantes de la Asamblea, y especialmente en contra de Isabel, han arreciado; sin embargo, los espíritus de sus ancestras, que les heredaron una tierra fructífera que ellas deben resguardar, les han dado la fuerza  para seguir defendiendo la tierra.

  1. Vandana Shiva. Promotora del ecofeminismo.

Vandana nació en Dehradun, India, en 1952, a los pies del Himalaya. Su lucha se ha enfocado en visibilizar el papel que juegan las mujeres en la agricultura y la producción de alimentos; al mismo tiempo ha buscado que se reconozca la propiedad intelectual de los conocimientos ancestrales que poseen las mujeres sobre los recursos.

Aunque en su país la educación de las mujeres aún no es del todo aceptada, ella pudo conseguir su título como Doctora en Ciencias Físicas, se ha desarrollado en el feminismo y la ecología, y lucha activamente contra el modelo neoliberal de globalización que segrega a las mujeres, especialmente a las de escasos recursos y de zonas rurales, que son quienes trabajan la tierra.

Shiva es una de las activistas más fuertes a favor de las semillas libres de transgénicos, sostiene que los químicos de las semillas trangénicas están matando al planeta y que tienen un efecto profundamente devastador en las mujeres, quienes pierden la oportunidad de cosechar sus tierras y alimentar a su familia.

Es fundadora del movimiento Navdanya (nueve semillas), conformado por una red de semilleras y productores orgánicos con presencia en 17 estados de la India, y sostiene que las semillas son un “símbolo de protección biológica, diversidad cultural y un regalo de la vida”.

Como representante del ecofeminismo sostiene que “la tierra está viva, es sagrada y es la conexión entre todos los seres vivos”, y que “la naturaleza fue remplazada por el patriarcado”.

Libro: Abrazar la vida

https://gruposhumanidades14.files.wordpress.com/2014/01/vandana-shiva-abrazar-la-vida-mujer-ecologc3ada-y-desarrollo.pdf

  1. Lina Solano Ortiz. Defensora de la Pachamama

Lina es una mujer ecuatoriana que alejó a sus compañeras de lucha de los roles tradicionales de género para defender la tierra de proyectos mineros. También defiende el derecho a la protesta social y al bienestar de las mujeres.

Lina es Socióloga y Maestra en “Sociología y Desarrollo” y en “Salud con Enfoque de Ecosistemas” por la Universidad de Cuenca, donde adquirío conocimientos y aptitudes que comparte con sus camaradas y que la llevan a tener una defensa más clara de la pachamama (Madre Tierra).

Es presidenta de la Unión Latinoamericana de Mujeres, red que agrupa a mujeres y asociaciones de mujeres de comunidades afectadas por la megaminería en México, Guatemala, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, constituida en Ecuador en marzo de 2008 como un espacio para visibilizar y apoyar a Mujeres Defensoras de Derechos Humanos en el contexto de los conflictos socio-ambientales, particularmente con la industria minera.

Además es Directora del Frente de Mujeres Defensoras de la Pachamama de Ecuador, asociación conformada por mujeres de comunidades campesinas e indígenas afectadas por la minería, especialmente en la provincia de Azuay, al sur de la Región Andina de Ecuador, donde se encuentran los megaproyectos mineros Quimsacocha y Río Blanco, que han sido declarados de prioridad nacional por el gobierno actual.

Su trabajo al frente de ambas organizaciones la ha llevado a ser blanco de represión y persecución por parte del Estado y las empresas mineras. De acuerdo con la defensora, la minería le arrebata a las mujeres sus derechos y las condiciones para una vida digna, tanto por desposeción como por contaminación, a la par que impide el desarrollo de sus actividades productivas y reproductivas.

http://defensoraspachamama.blogspot.mx/2015/12/articulo-impactos-de-la-industria.html

  1. Millaray Huichalaf. Guerrera Mapuche

Millaray es una joven machi (espíritu antiguo que alguna vez habitó la tierra) de la comunidad del Roble Carimallín, en Chile, una de las comunidades que está en constante lucha con la Central Hidroeléctrica que se instalará en el río Pilmaiquén.

Aunque no rebasa los 30 años edad, al cumplir con el rol de machi la joven ha sido reconocida como autoridad religiosa y espiritual, al tiempo que se ha consolidado como dirigente y vocera política del pueblo mapuche.

Por años se ha dedicado a la recuperación de tierras ancestrales y a la protección de los espacios sagrados para el pueblo mapuche.

En 2007 se planeaba instalar la Central Hidroeléctrica Osorno en el Río Pilmaiken, con lo cual se inundaría parte del territorio ancestral y se destruiría un cementerio mapuche, así como el espacio ceremonial sagrado conocido como “Ngen Mapu Kintuante”. Ante ello, las comunidades mapuche – williche se organizaron para defender el territorio.

En enero de 2013, la policía de investigaciones chilena realizó un allanamiento en comunidades indígenas, Millaray fue detenida y acusada del delito de encubrimiento, supuestamente encubría a los autores del atentado incendiario al fundo (finca agrícola) PisuPisué.

A los 24 años de edad, la machi pasó cuatro meses en prisión, junto con otros cuatro dirigentes mapuche, sin pruebas y sin haber cometido delito alguno. Después fue invitada a presentar su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cosa que le fue imposible debido a que el tramite para obtener el pasaporte le fue obstaculizado.

Además de ser criminalizada, debe enfrentar el encarcelamiento de su pareja, Jaime Uribe Montiel, quien se encuentra acusado de homicidio frustrado.

Conoce también a las Damas Azules, mujeres que luchan por el acceso al agua:

https://lasdamasazules.wordpress.com/

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